Este ensayo reflexiona sobre la relación entre el agua, el paisaje y su representación, tomando como punto de partida la figura del meandro para explorar la temporalidad del río y cómo interactúa con su entorno. A continuación, este ensayo examina la resistencia de las cascadas a ser capturada en mapas y cómo las imágenes turísticas de las mismas producidas en Chile durante la dictadura, desviaron la atención de los excesos políticos. Asimismo, las fotografías de las cascadas revelan una tensión entre el deseo de congelar el movimiento del agua y su continuo flujo, lo que pone en cuestión la percepción del agua como un recurso gestionable y estático. A partir de estas imágenes y conceptos, el ensayo critica la visión utilitaria del agua y propone un enfoque que la reconoce como parte integral de lo social, expandiendo así la comprensión a un ciclo hidrosocial que desafía las simplificaciones científicas hegemónicas.